Los primeros buscadores surgieron a principios de la década de los 90 y con ellos comenzó el auge de las páginas web y su comercialización. La necesidad de atraer tráfico llevó a los dueños de éstas a pensar cómo podrían alcanzar las primeras posiciones en los motores de búsqueda y a desarrollar el SEO (Search Engine Optimization), que se centra en los resultados de búsqueda orgánicos, es decir, lo que no son pagados.
Si bien existe un sinnúmero de factores que influyen en el posicionamiento de una página hay dos claves básicas: la autoridad, o popularidad en la red; y la relevancia, o relación de una página en una búsqueda.
A su vez, el SEO se puede dividir en dos importantes divisiones: On-site, que se preocupa de la relevancia del sitio a través del contenido en el mismo, (uso de keywords, tiempo de carga y formato de las URLs); y Off-site, que se centra el número y la calidad de enlaces externos, presencia en redes sociales, menciones en medios locales, autoridad de la marca y rendimiento en los resultados de búsqueda.
Pero, ¿cómo me ayuda esto a mi empresa o negocio? El SEO hace más útil tu página web tanto para los usuarios como para los motores de búsqueda, pues aunque cada día son más sofisticados, es necesario ayudarles a entender de que trata cada página y si ésta es óptima o no.
El SEO es la mejor manera de llegar a usuarios a través de un motor de búsqueda que buscan lo que tú ofreces. Los bots de los motores de búsqueda son los que deciden que páginas visitar y con qué frecuencia.